Las cifras de sobrepeso, obesidad y otras enfermedades no transmisibles
relacionadas con la dieta de la población europea son demasiado elevadas y
siguen aumentando. Esto tiene una incidencia negativa sobre la esperanza de
vida, reduce la calidad de vida de los ciudadanos de la Unión Europea y afecta
a la sociedad, por ejemplo, induciendo a unos elevados gastos sanitarios que
pueden afectar a la sostenibilidad de los sistemas de salud.